SALIDA DE CAMPO

LA OTRA CARA DE BOGOTÁ

En la primera salida de campo de nuestra coyuntura observamos y analizamos las condiciones del espacio público del Barrio Aguas Claras y las circunstancias ambientales de la reserva El Delirio ubicados en San Cristóbal Sur. Esta salida se llevó a cabo con la intención de comprobar la ausencia o presencia de políticas públicas del Distrito y de los medios de comunicación, que permitieran el desarrollo e información de esta localidad. Nos enfocamos en San Cristóbal, debido a que ocupa el sexto lugar entre las localidades con mayor extensión de territorio rural de la ciudad. Tiene 4.909 hectáreas, de las cuales 3.260 son rurales y 1.649 urbanas. Además que cuenta con la reserva forestal de los cerros surorientales y del cerro Entrenubes, y también con dos importantes micro cuencas hídricas: El rio Fucha y la quebrada Chiguaza.

Foto: Aguas Claras-San Cristobal Sur



En el trabajo de campo como grupo de científicos, comprobamos la presencia de políticas públicas por parte del distrito en esta zona rural de Bogotá. Debido a que se evidencio el desarrollo de algunos proyectos que tienen la propuesta de radicar un cambio fundamental en las maneras de generar el desarrollo, en cuanto al ser humano como centro del desarrollo, el agua como elemento generador de vida y lo público fortalecido. En la medida que se desarrolla el proceso de legalización de algunas zonas rurales, se identifican beneficios como la implementación del acueducto,  el transporte urbano SITP y las canastas familiares brindadas por la Alcaldía Mayor de Bogotá, buscando así el desarrollo y funcionamiento que tanto requieren estas zonas rurales de la Capital.
Foto: Reserva El Delirio.

Igualmente, determinamos que la presencia de políticas reguladoras de los recursos naturales y  de la calidad del ambiente, promueven la cercanía de lo urbano con lo rural, logrando así estimular la motivación y sensibilización de las personas hacia las zonas naturales. Asimismo, estas políticas fortalecen la apropiación de los ecosistemas y la importancia que estos juegan en el medio ambiente, pues estos son considerados como el pulmón de la capital. Además de esto se tiene en cuenta que las zonas naturales  no deben ser cuidadas y protegidas solo por la secretaria Distrital de Ambiente sino también por los ciudadanos, quienes son los que más afectan estas zonas sin tener en cuenta los daños que pueden generar y las posibles consecuencias que podrían sufrir.

Por último, se identificó la ausencia de los medios de comunicación en estas zonas rurales, puesto que se enfocan en otras coyunturas que generan más interés en las personas, dejando a un lado los acontecimientos de Bogotá Rural, la cual tiene un papel fundamental en el desarrollo de la capital. De acuerdo a lo anterior, los medios de comunicación no tienen en cuenta que la cara rural de Bogotá, permite observar e identificar las condiciones del espacio público ya sean adecuadas o no para la población. E igualmente permite analizar la población que en su mayoría son campesinos que desarrollan actividades de sostenibilidad económica y ambiental. Por otro lado, Bogotá rural nos permite estar al tanto de las circunstancias ambientales de las áreas protegidas por el Distrito, ya que son necesarias e importantes para la Capital.




Foto: Bogotá Rural y Urbana.