Una zona rural sin campesino, no deja de ser cosa distinta a un bonito lugar.

Tras diez semanas de análisis sobre la Bogotá rural, el grupo 14 de contextos y coyunturas llego a la siguiente conclusión: 

La ciudad de Bogotá ha tenido un constante crecimiento urbano y desarrollo del mismo como metrópoli, sin embargo lo aquejan problemas como el surgimiento de barrios de invasión y por supuesto ilegales en las periferias, que en su mayoría constituyen las zonas rurales de la capital colombiana. Ello tiene una explicación acuosa en donde intervienen ciertas problemáticas de desigualdad, pobreza, conflictos armados y malas políticas públicas. Ahora bien, en estas zonas confluyen ciertos actores, el Estado, manos privadas, el campesinado, grupos al margen de la ley y familias de bajos estratos, que se encuentran en constante lucha por el manejo y apropiación del territorio, además por el uso, manejo y prestación de servicios públicos “legales”.

Por ello, consideramos que es necesario volver los ojos a la zona rural a la localidad para darle a este espacio vital el verdadero valor que tiene, generando políticas efectivas de seguridad, con el apoyo de la fuerza pública, pero con la colaboración de todos nosotros. No utilizando vías de hecho, sino generando una metodología educativa que permita a todos conocer la importancia de la zona y que como patrimonio no solo nuestro, sino de la humanidad entera, debemos protegerla. Así evitaremos la proliferación de esas noticias que nos causan temor sobre la zona, que consideramos ajena y sólo destino turístico del “paseo” ocasional de los fines de semana; zona que para defender, legítima vías de hecho.

Por otro lado, el fuerte auge de la temática de “ecología verde” y el desarrollo de un ambiente sano; muestra una importante inclusión de las zonas rurales bogotanas frente a estas pretendidas políticas públicas, sin embargo la figura del campesino queda aislada y simplemente ha servido como estandarte de campañas políticas. Y por supuesto, no faltan los lunares, en todo este proceso, al parecer de “re-significación del campesino como actor social”, por ejemplo el fraude a las resoluciones emitidas por las autoridades distritales que prohíben la construcción sin licencia y la construcción de edificaciones que por su manejo afectan nuestro ambiente, y sumado a ello la impermeable INSEGURIDAD. Para concluir, una zona rural sin campesino, no deja de ser cosa distinta a un bonito lugar para descansar, pero que no tiene importancia para nosotros los transeúntes urbanos cuando nos perdemos en el estrés de la ciudad

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